18 de enero de 2016

Contabilidad internacional plantea riesgos y retos para las pymes



No son pocas las pequeñas y medianas empresas colombianas que por estos días están en “alerta máxima” debido a que deben adaptar su contabilidad al modelo internacional que acogió el país con la Ley 1314 del 2009. El plazo de migración es el 31 de diciembre del 2016.
Las pequeñas y medianas empresas (pymes) enfrentan grandes retos, quizás los empresarios no consideren como uno de los más urgentes la producción y uso de la contabilidad.
Frente a problemas tan graves como las dificultades de financiamiento, los altos costos de la formalización y estructuración empresarial, la dura competencia con productos importados o la débil infraestructura del país, el de la contabilidad y la información financiera pueden parecer secundarios; sin embargo, recientes cambios muestran que la contabilidad implica riesgos y retos a los que los empresarios de las pymes y el Estado deben dar mayor prioridad.
Según cifras del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo a junio de 2014, las pymes representan el 3,5 % del tejido empresarial del país; además, las microempresas son el 96,4 % de las entidades, mientras que las grandes alcanzan apenas el 0,1%. Pero como dato muy relevante, las microempresas generan un poco más del 50 % del empleo y las pymes alcanzan el 30,5 % de la ocupación nacional; esto significa que lo que pase con ellas es determinante para los procesos económicos nacionales.
En la actualidad, la atención de las pymes (así como de las grandes empresas) se ha dirigido, esencialmente, a los asuntos contables por los cambios legales en las normas y en los marcos técnicos de contabilidad e información financiera que deben seguir las empresas; estos cambios buscan que en el país se implementen las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), según la Ley 1314 de 2009 y sus decretos reglamentarios.
Entre otras cosas, tal transformación implica la separación de la contabilidad comercial o financiera de la información tributaria. Según el Decreto 2548 de 2014, las empresas deben llevar un sistema de
registro de diferencias o un libro fiscal para control, declaración y pago de impuestos, separado de su contabilidad financiera. Esto es muy relevante porque el tema impositivo es prioritario para los empresarios, en particular para las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), pues puede ser determinante para su continuidad.
Al respecto, se han fijado diferentes plazos para el cambio en la contabilidad de las empresas, los primeros estados financieros que apliquen la NIIF de pymes deberán ser presentados al 31 de diciembre de 2016, con lo que la adopción del nuevo marco inicia el 1.º de enero de 2016.
Fortalecer cultura contable
Este proceso de cambio normativo está generando retos para las pymes, ya que implica cambio organizacional, capacitación del personal, contratación de consultores y reforma del software, entre otros. Asimismo, contar con dos sistemas o mecanismos de conciliación de la información contable y la tributaria, permitiría que la contabilidad apoye efectivamente los procesos de decisión; además, impone costos que se deben evaluar frente a los beneficios esperados, sin comprometer el objetivo y la continuidad empresarial.
Es decir que los riesgos que enfrentan las empresas se convierten en retos para el Estado. No obstante, hasta el momento no se conocen los estudios técnicos sobre las necesidades de información contable de las pymes ni sobre los impactos que traería la adopción de dicha norma. La NIIF de pymes se acogió porque su adopción es una “tendencia”, sin conocer sus impactos o su pertinencia para el tejido empresarial colombiano. Los argumentos que se esgrimen parecen ser más publicitarios que basados en evidencias.
Como resultado, el primer riesgo es que los costos de la implementación y el mantenimiento de un sistema contable que siga la NIIF de pymes pueden ser muy altos. La Unión Europea, en su Directiva 2013/34/UE estableció, luego de estudios y consultas con los organismos estatales, que ésta podría resultar costosa y generar una sobrecarga de procesos para los objetivos y recursos de estas empresas, por ello no se aplica pese a que el viejo continente fue el primero en el mundo en seguir esta normativa; algo similar acontece en países latinoamericanos como México.
Por su parte, en Colombia ya se está viendo cómo el mercado de consultoría y asesoría para la implementación y capacitación podría estar “inflado”, debido a la obligación legal y a los plazos fijados. Los costos se incrementan por la necesidad de dos sistemas o fuentes de información: financiera y tributaria. Por tanto, hay un riesgo de ineficiencia en el uso de los escasos recursos en las pymes.
Otro riesgo es que, aun asumiendo los elevados costos de la implementación, su utilidad y uso para la “toma de decisiones” nunca se logren, ya que resultaría ineficaz porque esta norma sigue el enfoque de las NIIF dirigidas a las grandes empresas que buscan proveer información útil para los inversores en mercados de valores, es decir, ofrecerles datos que los ayuden a decidir si se compran o venden títulos de propiedad o de deuda en los mercados.
Dicha visión de la toma de decisiones desconoce que en las pymes la información para decidir es otra y que se relaciona más con la eficiencia y la eficacia de las políticas de producción, mercadeo, gestión y con el control que el propio empresario realiza. Por lo general, las pymes no cotizan en bolsa y su propiedad es personal, familiar o cerrada. La NIIF de pymes explícitamente señala que no está dirigida a los propósitos de gestión de la empresa.
Asimismo, una razón adicional para que surja el riesgo de ineficacia es que algunos tratamientos contables de la norma son poco técnicos e incluso anticompetitivos; por ejemplo, en la NIIF de pymes no está permitida la capitalización de los costos de financiación en la adquisición o construcción de ciertos activos, como la propiedad, planta y equipo, mientras que la norma para las grandes empresas sí permite que se capitalicen tales costos.
Entonces, ¿acaso no son las pymes las que, por su alto costo de financiación, más necesitarían realizar tal tratamiento? Se dice que esto se hace para simplificar la información de este tipo de empresas, pero al mismo tiempo se les exige realizar el deterioro del valor de los activos, que es un proceso más complejo.
En ese sentido, la contabilidad en las pymes impone sendos retos a los empresarios y al Estado. En el caso de la pequeña y mediana empresa, se debe entender que la contabilidad no es solo útil para fines tributarios, sino que puede ayudar a que esta sea más productiva, próspera y sostenible en el tiempo; además, la contabilidad es la base para construir confianza entre los financiadores bancarios, los proveedores, los trabajadores, el Estado y la sociedad; en otras palabras, los empresarios necesitan fortalecer su cultura contable.
Por su parte, el Estado debe comprender mejor el contexto y las necesidades para la productividad de las pymes, ya que necesitan una información con un enfoque diferente a la que requieren las grandes empresas, una que viabilice y apoye su gestión, el control de los recursos y la rendición de cuentas a terceros. Por todo esto, el Estado también necesita más cultura contable, así como soportar con estudios técnicos sus decisiones de regulación contable.
Dec. 12 de 2015
Por: Mauricio Gómez Villegas, profesor asociado Facultad de Ciencias Económicas - Universidad Nacional de Colombia


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