En su discusión de política del 28 de octubre de 2022, la Junta
Directiva tuvo en cuenta los siguientes elementos:
Durante el último mes se agudizaron las condiciones financieras
adversas que enfrenta la economía, causadas por factores globales y factores
idiosincráticos. Estas condiciones se tradujeron, entre otras, en una
depreciación mensual superior a los promedios de otras economías emergentes.
La inflación anual subió de 10,8% a 11,4% entre agosto y septiembre. El
aumento de la inflación está explicado por presiones adicionales de costos en
la producción de alimentos, altos aumentos en las tarifas de energía eléctrica,
el traspaso de la tasa de cambio a los bienes transables, la dinámica de la
demanda y procesos de indización a tasas crecientes de inflación. La inflación
básica, sin alimentos ni regulados, pasó de 6,9% a 7,5% entre agosto y
septiembre.Las medidas de las expectativas de inflación siguieron aumentando
durante lo corrido del último mes, alejándose de la meta. La encuesta del Banco
de la República entre analistas económicos indica una inflación anual esperada
de 6,7% en 2023, superior a la esperada un mes atrás.
De acuerdo con el Indicador de Seguimiento de la Economía (ISE), el
crecimiento anual de la actividad económica durante agosto fue 8,7%, impulsado
por el crecimiento del consumo y la inversión en maquinaria y equipo. El
pronóstico de crecimiento del equipo técnico es 7,9% para 2022 y 0,5% para
2023. A pesar de la desaceleración prevista, el pronóstico del nivel de
actividad económica es 12% superior al observado en 2019, previo a la pandemia.
Con la decisión adoptada en su sesión de hoy, la Junta Directiva
continúa con el proceso de ajuste de la política monetaria. Este ajuste es
consistente con una convergencia de la inflación en el mediano plazo a su meta
de 3% y con un crecimiento económico sostenible. La Junta adoptará las decisiones
que considere necesarias con base en la nueva información disponible.