En su discusión de política, 27 de enero, la Junta Directiva tuvo en cuenta los
siguientes elementos:
Tanto la inflación total (13,1%), como la inflación básica -sin
alimentos ni regulados- (9,5%) continuaron con su tendencia creciente en
diciembre, alcanzando registros superiores a los estimados por el equipo
técnico y los analistas del mercado. La aceleración de la inflación obedeció a
presiones alcistas sobre los precios de los alimentos, la indexación a altas
tasas de inflación y los efectos acumulados de la depreciación del peso, entre
otras razones. En línea con esto, las expectativas de inflación aumentaron en
el último mes.
Indicadores líderes apuntan a una desaceleración de la actividad
económica a partir del cuarto trimestre. El Indicador de Seguimiento a la
Economía (ISE) registró una variación anual de 2,9% en noviembre, inferior a la
de octubre 4,4%. No obstante, los niveles de actividad económica siguen siendo
elevados, por lo cual se estima un crecimiento de 8,0% para 2022. Para 2023 el
equipo técnico pronostica un crecimiento de 0,2%.
La inflación global ha descendido como resultado del proceso de ajuste
de la política monetaria y la mitigación de perturbaciones de oferta sobre los
costos de transporte marítimo y de los precios internacionales de algunos
alimentos y productos energéticos. La mejora del ambiente externo y la
confianza en las perspectivas fiscales de Colombia se han reflejado en un
descenso de la tasa de cambio.
El ritmo de crecimiento del crédito se ha desacelerado, lo cual
favorece una moderación de la demanda interna, y con ello de las presiones
inflacionarias en 2023.
Con la decisión adoptada en su sesión de hoy, la política monetaria se
acerca a la postura requerida para inducir en el mediano plazo una convergencia
de la inflación hacia su meta de 3%. Las decisiones sucesivas que adopte la
Junta dependerán de la nueva información disponible.